¿Qúe es un Ictus?
El ictus es una lesión del Sistema Nervioso Central (SNC) que afecta a los vasos sanguíneos que suministran la sangre al cerebro. Generalmente las causas pueden ser de dos tipos, hemorrágicas o isquémicas.
Si un vaso sanguíneo cerebral se obstruye o se rompe puede provocar un ictus. Dependiendo si se rompe o se obstruye el Ictus se denominará de una forma u otra. Por rotura de vasos se le llamará ictus hemorrágico y por obstrucción de vasos, ictus isquémico.
Consecuencias post-ictus
Cuando sufres un ictus tu vida cambia por completo. Te das cuenta que cosas que hacías tan cotidianas como quedar con los amigos, la familia, ir al gimnasio o cocinar tu plato favorito ya no son posibles. Ves que tu vida da un giro de 360º y lo que normalmente hacías como tus hobbies o tus rutinas, cambian por completo debido a las secuelas del ictus.
Pero no, esa nueva situación no tiene que ser el final de nada. Gracias a la rehabilitación del ictus y los respectivos tratamientos podemos recuperar muchas de las capacidades que el ictus ha dejado afectadas. El objetivo principal de la rehabilitación, es ayudar a la persona a intentar recuperar su vida y adaptarse a la nueva situación. Y digo adaptarse, porque en ocasiones, dependiendo de la gravedad del ataque cerebrovascular, no será posible recuperar completamente las capacidades previas.
Uno de los factores o claves más importantes en la rehabilitación, es que debemos contar con una rehabilitación precoz tras sufrir el ictus, ya que la capacidad de recuperación es mayor en los primeros seis meses al año desde que se produce el ictus. Y esto tiene que ver con la plasticidad neuronal que tiene nuestro cerebro.
Rehabilitación
Conseguir la máxima capacidad funcional de la persona, recuperando y restaurando las capacidades afectadas y así obtener un buen nivel de autonomía en las actividades de la vida diaria.
Durante la rehabilitación deberíamos contar con un equipo de profesionales especializados en el tratamiento post ictus
Actualmente, son pocos los recursos sanitarios que hay en la sanidad pública, por ello sólo en algunos casos cuando se les da de alta, se les asignan un tiempo de rehabilitación ambulatoria. E incluso en esos casos, cuando termina esa rehabilitación es imperativo seguir con el proceso rehabilitador, ya que suelen quedar muchos aspectos potencialmente mejorables que de no ser atendidos. Si se deja pasar demasiado tiempo será mucho más complicado la recuperación.
Es muy importante tener una atención precoz cuando se sufre el ictus, sí, pero tras esa rápida reacción del sistema sanitario, es igual de importante luego continuar con ese proceso rehabilitador y no dejarlo una vez se sale del hospital si el objetivo es conseguir nuevamente la máxima autonomía.
Desde la Terapia Ocupacional, la rehabilitación se basa en buscar recuperar los componentes sensorio-motores y cognitivos que se ven afectados tras sufrir un ictus, entre estos se encuentran:
- La dificultad de movimiento, debido a la ausencia total de movimiento en una parte del cuerpo, ya sea el brazo o la pierna.
- La perdida de sensibilidad total o parcial en la zona afectada.
- La descoordinación para realizar ejercicios involucrando varias partes del cuerpo.
- La capacidad de adaptarse a las demandas de las tareas y su entorno.
- Las capacidades cognitivas que se ven afectadas, como la memoria, la atención, orientación, reconocimiento, clasificación, resolución de problemas
- Alteraciones psicosociales como la conducta social, apatía o conciencia de la enfermedad.
La intervención no es igual entre una persona y otra que haya sufrido un daño cerebral, ya que cada persona es distinta y tiene unos valores y necesidades especiales, además de que en daño cerebral las consecuencias pueden ser muy distintas.
Tras un proceso de evaluación, la intervención desde Terapia Ocupacional va dirigida a recuperar la función y la máxima autonomía. No todas las personas tras un daño cerebral adquirido van a recuperar un nivel de autonomía similar al previo.
Dependiendo de las necesidades de la persona, esta puede ser incluida en planes de intervención para lograr su máxima autonomía, como son:
- Ejercicios terapéuticos basados en el movimiento de las extremidades superiores y/o inferiores.
- Modificaciones en el hogar o en las actividades de ocio.
- Modificaciones en el hogar o en las actividades de ocio.
- Reeducación sensorial debido a la perdida de sensibilidad, para enseñar nuevas rutinas que reduzcan la posibilidad de tener un accidente en las actividades de la vida diaria o, tratar de recuperar la sensibilidad a niveles cercanos al previo daño cerebral.
- Entrenamiento en manejo y cuidado de ortesis o prótesis.
- Manejo del dolor en la movilización de extremidades.
- Reentrenamiento de actividades básicas e instrumentales de la vida diaria (comer, vestirse, ducharse, realizar tareas de higiene personal, usar el retrete, desplazarse, gestionar el dinero, usar productos de apoyo, gestionar y mantener la salud, gestionar en hogar, cocinar, realizar compras, mantener la seguridad, mantener la realización de actividades de ocio…
Implicación del entorno
Es fundamental que la familia y cuidadores principales comprendan los cambios producidos tras el daño cerebral, cuáles son los aspectos que limitan la función de la persona tras la lesión y que colaboran en el proceso de rehabilitación.
Durante la rehabilitación deben conocer las pautas recibidas por el terapeuta ocupacional y reconocer en qué activades asistir a la persona y en qué medida hacerlo para mantener la máxima independencia del usuario.
Si es necesario, se entrenará con ellos durante las sesiones aprovechando la posibilidad de que la persona este cómoda en su entorno al realizar las actividades.